MEZCLEMOS NUESTROS COLORES

Somos exclavos de nuestras palabras y dueños de nuestro silencio



domingo, 28 de julio de 2013

Tinta y papel

Tal vez no tenia sentido, era estúpido, de tontos pero yo lo sentía intenso, fogoso, imposible de desprenderlo de mi. Era tan indispensable como el aire, como el agua, era amor.
Quizás el llanto no era la mejor manera, pero era la descarga de lo que mi boca no podía decir, de lo que mis palabras no podían expresar, de lo que oídos ajenos no tenían tiempo para oir. Llorar se convertía en algo necesario, impredecible, en un medio único por el cual podía liberar mi tristeza y dolor.
La esperanza no se iba, inquietaba, en el fondo de mi alma lo sentía, lo creía. Sin embargo, día tras día una parte de mi se desarmaba, como ladrillos que se desprenden de un muro enorme, fuerte y resistente. Ya no era la misma, ya no tenia la misma fuerza, la misma fe , la misma confianza.
Pero mientras tanto  un lápiz y un papel bastaban para expresar mi angustia, mi dolor, mi soledad, bastaba para completar mi alma. Las palabras expuestas en el blanco de la hoja bastaban para quitarme la necesidad de ser escuchada, apoyada por alguien, por el.