Un sueño

Íbamos caminando juntos, agarrados de la mano, felices, contentos.
Íbamos lento, apreciando cada segundo, se sentía como estar en otro lugar, mas allá de esta vida.
El amor era incondicional, suave, placentero. No había discusiones, ni peleas, solo diferentes pensamientos.
Al llegar a la iglesia, lugar que había marcado parte de nuestro amor, nos sentamos en el mástil. Estuvimos unos segundos mirando al frente, pensando que todo era perfecto. Junto a el podía sentirme protegida, feliz, libre, podía ser yo misma.
Me miro y me tomo de la mano, nuestros collares que simbolizaban nuestro amor resplandecían con el sol.
-Te amo y no hay nada que lo pueda cambiar. Soy para vos, sos para mi y no hay nadie que pueda llenar este vacío, si te vas.- lo seguí mirando a los ojos- Te amo y nada va a impedirlo.
- Yo también te amo, no dejaría que nada te pase jamas y  te cuidara siempre. Nada va a impedir que te deje de amar.
Entre medio de los movimientos y las voces del exterior que me iban despertando, comprendí que solamente era un sueño, un buen sueño. Pero algo irreal, algo que jamas iba a pasar. Un sueño.

Tinta y papel

Tal vez no tenia sentido, era estúpido, de tontos pero yo lo sentía intenso, fogoso, imposible de desprenderlo de mi. Era tan indispensable como el aire, como el agua, era amor.
Quizás el llanto no era la mejor manera, pero era la descarga de lo que mi boca no podía decir, de lo que mis palabras no podían expresar, de lo que oídos ajenos no tenían tiempo para oir. Llorar se convertía en algo necesario, impredecible, en un medio único por el cual podía liberar mi tristeza y dolor.
La esperanza no se iba, inquietaba, en el fondo de mi alma lo sentía, lo creía. Sin embargo, día tras día una parte de mi se desarmaba, como ladrillos que se desprenden de un muro enorme, fuerte y resistente. Ya no era la misma, ya no tenia la misma fuerza, la misma fe , la misma confianza.
Pero mientras tanto  un lápiz y un papel bastaban para expresar mi angustia, mi dolor, mi soledad, bastaba para completar mi alma. Las palabras expuestas en el blanco de la hoja bastaban para quitarme la necesidad de ser escuchada, apoyada por alguien, por el.

Mal humor

Descarado, inocente, orgulloso, contagioso,

intenso, inoportuno, saturado.

Entrometido, hábil, desquiciado e incoherente.

Intimidante, fascinante, febril.

Aparente, desgraciado, tranquilo, inmenso,

mezquino, revolcado, enredado e intolerante

Podemos caminar igual

Dos pasos y se rascaba, dos pasos y se rascaba, dos pasos y se rascaba.

-¿Estas bien?- pregunto acercándose, despacio hacia a el.

-¿Y vos quien sos? ¿te conozco?

-No creo pero vi que tenias problemas para rascarte. ¿no te llega la pata?

-Pero a vos que te importa. Vos sos blanca, linda, de las que toda familia quiere,¿Que haces sola en la calle?

-No digas eso, vos también sos lindo, hay familias que tiene perros como vos. A mi me abandonaron, estoy sola. Si no te importa podemos estar juntos.

-No te creo nada, yo soy de la calle, fuerte.- se rascaba intensamente.

-¡No me juzgues! Podemos ser muy parecidos- 

Ella intentaba explicarle que ambos estaban en la misma condición, el se negaba a escuchar. Era normal que su miedo le impidiera fraternizar con cualquier otro perro callejero o peor aun un perro de familia, alguien completamente diferente a el..

-Vos me estas engañando ¿que queres de mi?

- Decime como te llamas primero- intento frenarlo mientras Rocky seguía caminando.

Personas que pasaban junto al cordón veían a aquellos dos animales como un estorbo en el camino.
-Podemos ser amigos-le dijo Luly impidiendo que se escapara.-podemos estar juntos, no temas, no soy mala. Te puedo ayudar con las pulgas.

-Yo no tengo pulgas- negó Rocky alterado- ¿Como te creo?

-Como me crees que?

-Que no me vas a abandonar y que vas a ser mi amiga. A vos te va a llevar cualquier familia, te van adorar. Yo no le importo a nadie, nadie me acepta.

-Te prometo estar a tu lado a partir de ahora.- levanto su pata y la coloco en el lomo de Rocky- Lo prometo.

Rocky copio la acción y puso su pata sobre el lomo de Luly como símbolo de pacto. Ahora no se sentía tan solo, se sentía feliz por tener una compañía. Quizás eran muy diferentes pero se tenían uno al otro por el resto del camino.

La herida sana, pero uno ya no es el mismo